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Dicen quienes la escuchan que su imaginación les hace viajar a África, a Japón, a India, al mar, a la selva, a un templo, a un mercado o a un estudio de música electroacústica, ¿por qué no?. Fátima Miranda cantante-performer combinando técnicas vocales orientales, occidentales o de su propia invención, emplea la voz como instrumento de viento y de percusión y nos regala con insólitas acrobacias sobre un registro de 5 octavas, yendo del más transparente y angelical hilo de voz al alarido más salvaje, difuminando las fronteras entre canto, poesía, teatro, composición e improvisación.
Entre Salamanca y Samarkanda reúne una cuidada selección de obras de 30 años de carrera en un concierto-performance audiovisual. En escena una sola voz en simbiosis con un refinado componente poético, gestual, visual, dramático y humorístico, nos conmueve hasta lo más hondo.
En su estética hay algo de arcaico e intangible que parece transportar al espectador lejos del mundo, sumergiéndole en una atmósfera elegantemente sensual, mientras una actitud irónica hacia lo kitsch y la presencia de lo sagrado en lo domestico, destila juego, alegría y hasta un punto de divertida y sabia locura, generando emociones que jamás nos dejan indiferentes. Contención íntima y extroversión coexisten en una síntesis que armoniza lo cotidiano y lo sublime.
Hija de una sensibilidad etnomínimal Fátima da la espalda a la tiranía de los cánones de belleza del canto y de la palabra y se pone el mundo por montera entrando a saco y sin miedo en el bosque de oralidades que aun lo pueblan, que devienen para ella un manjar y un lenguaje tan usual como el bel canto o el sprechgesang, cargado de memorias fonéticas tal vez anteriores al lenguaje, evocadoras de códigos de comunicación ya extinguidos que anidan en el inconsciente colectivo.
Entre Salamanca, –ciudad natal de la artista, donde estudió Letras– y Samarkanda –de camino a la India, donde estudió música–, entre Occidente y Oriente, entre la tradición y la vanguardia, se encuentran los campos por los que metafóricamente transitan y brotan las voces de Fátima.
- Composición, cantante-performer, vídeos y espacio escénico: Fátima Miranda
- Ingeniero de sonido: Héctor Salcedo
- Iluminación: Lola Barroso
- Vestuario: Milagros Glez. Angulo
- Realización de vídeo para Desasosiego e In Principio: Eugen Bonet & Mayte Ninou
- Realización de vídeo para El Principio del Fin: Luís Emaldi
- Edición multipista: Andrés Vázquez